domingo, 26 de enero de 2014

Un día, una familia, la tentación, la duda, el final...

Una soleada y despoblada tarde de verano en Buenos Aires.
La mayoría de los habitantes de la ciudad han huido del calor hacia los lugares vacacionales, las pocas personas que quedan, aprovechan para pasear por los espacios verdes, amplios y frescos que Buenos Aires les ofrece.
Tranquilidad, paz, para las familias que han quedado, pero de pronto en el horizonte surge una amenaza...



Un vendedor de pelotas inflables se asoma en lo alto de las escaleras del parque. 


Baja las escaleras pausadamente...


Pasa junto al otro gran objeto de deseo, el heladero...


Un niño descubre al vendedor...



Corre a contárselo a sus padres, juntos, como una familia, tienen que decidir entre ambas tentaciones, surge la duda, el deseo, ¿cual triunfará?...


Continua la deliberación, el niño parece ya tener definida su elección...


¡Si!!!. El objeto del deseo ya esta en las manos del niño...


Feliz, con su juguete, se aleja del heladero (el pobre, esta vez, a perdido)...


Desde las escaleras comparte con su padre la alegría del juego, un hermoso momento que los une y los estrecha con la inocencia del tiempo detenido...



El valor de estos momentos no puede medirse con valores, solo con sentimientos. Ha existido la duda, la decisión familiar y, finalmente la feliz tarde compartida, que quedará para siempre en los hermosos recuerdos de la infancia...


El niño en su inocente sabiduría lo sabe, por ello disfruta su pelota y con ella sube las escaleras...


Y como Rocky llega hasta lo alto, ¡ha triunfado!, sabe que lo que importa no es la pelota, que le hace compañía por un momento, lo que valora es el amor de su familia, el contar con ellos, saber que en el mundo hay quienes están y estarán con él, siendo  felices con su felicidad...

Una tarde de verano, un parque de Buenos Aires, una familia que ha vivido un encuentro con la duda, ha tomado una decisión, ha compartido el frágil instante alegremente,... ¡que hermoso final! para un espléndido día de verano, en un lugar de la ciudad, en un lugar del corazón...












lunes, 20 de enero de 2014

El personaje que siempre quise actuar...

En mi largo recorrido por la vida y mi pequeño paso por las tablas,  siempre hubo un personaje que me hubiera encantado poder representar....


Ese mismo es...¡La Reina de Corazones!!!, con postura de agitar su cetro y gritar "Que le corten la cabeza" a diestra y siniestra. 

En muchas oportunidades desearía ser ese personaje, ¿déspota, intolerante, gruñona?...todas las posibilidades son contemplables y aceptables.

¿Pero quién no ha tenido, alguna vez, un momento de agotamiento frente a los hechos y ha querido "cortar" alguna cabeza?

Como yo soy una persona actualizada, no uso cetro, ni corona (¡grande estaría salir así a la calle!!!, ya estaría internada-a lo mejor es lo que necesitaría...no lo sé), en fin, mi atuendo actual, aparte de lo que tengo puesto (porque tampoco corresponde andar sin ropa por la vida), son una pantalla, un teclado y un mousse...

Ya que no puedo ser La Reina de Corazones con su cetro, he decido utilizar mi mousse en reemplazo de mi atributo de mando,...por eso, cuando las normativas, las indicaciones, la invasión de mi reino-vida privada de parte de un sistema que no existe, que esta en el aire, que ni siquiera es brisa que acaricia mi rostro, comenzó a llevarme a un estado de ansiedad extrema, decidí usar mi cetro-mousse y ¡Cortarle la cabeza!!!, apreté un mágico botón y puff... al "importante" intento del "gigante" de manipularme le corte la cabeza...

Tome distancia, me aleje y reencontré la vida, la lectura, las caminatas, el sol, la brisa y el mundo real, donde también se me imponen reglas, o se trata al menos, donde, a veces, es más difícil cortar cabezas; pero descubrí que también es superdivertido y ¡existe, existe!!! y el otro puede ser cortado... corté el mandato del "grande", ¿dónde estaba, ahora, cuando alegremente vivía la Vida???. ¡¿Dónde estas mi dueño, mi creador de ansiedad y corridas sin tino?!!! Tal vez un pequeño botoncito te volvió a tu existencia en la nada...

Pero por más que uno quiera, surgen las nostalgias, los comentarios compartidos, los amigos que, aún virtuales, están conmigo...Por ellos vuelvo, por ustedes mis amigos...pero por un rato actué mi personaje favorito y sé que puedo volver a retomarlo cuando quiera. Probé mis fuerzas y las del no-nacido, con su vida robada de las vidas humanas. Sé que puedo gritar con ganas: "¡Que le corten la cabeza!!! y puedo lograrlo.

A mis amigos, a quienes nunca les cortaría la cabeza, porque ellos son mi apoyo y mi compañía en todos los momentos...   

miércoles, 8 de enero de 2014

Un cuento del libro Cuentos del desván: Aquella Mujer.



AQUELLA MUJER.


     Otra vez vi junto a su tumba a esa mujer, llorando en silencio, con esa serenidad en la mirada mezclada con dolor. Esperé a que se fuese para poder ir a visitar a mi padre. Su tumba estaba siempre prolija, con esas flores que ella le dejaba. Como siempre, sentí tanta ira por dentro que las tomé y las arrojé al tacho de basura más cercano para dejarle sólo las mías. No tenía derecho a invadir mi familia aún después de muerto él, ya bastante le había amargado los días a mi madre.

      Volví a casa. Por ser una adolescente tenía muy marcados los horarios y más por ser huérfana de padre. Él era el tipo más genial del mundo, me quería muchísimo y yo a él. Siempre fui muy apegada, era la novia de papá. Nunca sentí que hubiese una extraña en medio de la familia, que quisiese a alguien fuera de su esposa y de su hija hasta el día en que desapareció, después de un ataque cardíaco.

       En mi mente tengo muy presente cada detalle de ese día. Cuando llegamos al hospital y ya no había nada que hacer, ella se retiraba con lágrimas sin mirar a nadie. Mi madre la observó con un odio contenido, una imagen que duró pocos segundos, hasta que me vio y cambió la expresión para ir a recibir la noticia. En el velatorio, volvió a aparecer, con ese llanto calmo que conocí por primera vez. No sabía quién era, qué estaba haciendo allí. Sólo vi que mis abuelos paternos la abrazaron y le dijeron algo en el oído. Se acercó al cajón y dejó entre las manos de mi padre una flor, una simple nomeolvides chiquita y se retiró. Antes de cerrarlo, mi madre la tomó y la tiró. Delante de todos le gritó a los abuelos: "¡No, hoy, no, ya basta" y rompió en un llanto incontrolable como si fueran las lágrimas de toda una vida.

        Y fueron las lágrimas de toda una vida, ya que a partir de allí mi madre fue muriendo poco a poco. Comenzó a beber y a tratarme mal, a decirme esa historia que la amargaba y a mirarme, a veces, como a una extraña. Pero era su hija y tenía que vivir con ella. Cada vez que se ponía difícil me escapaba a la casa de mis abuelos para tener un poco del calor de papá cerca y poder sentirme amada de nuevo.

        En una ocasión, cuando llegué a casa me encontré con la policía en la puerta que no me dejaba entrar. Forcejeé con uno de ellos, pero al final salió mi abuelo y me abrazó; mamá se había suicidado. Es muy difícil entender que de pronto, a los dieciséis años, yo no se tiene padre ni madre, que mi madre había decidido abandonarme de un balazo.

        Ahora, estoy viviendo con mis abuelos. No estoy de lo mejor. Es todo muy reciente. Pero mi abuela, una vez, se sentó junto a mí y comenzó a contarme una historia, una historia de amor de un hombre y una mujer que se conocían de toda la vida y que el embarazo de la ex de él hizo que se quebrara con las consecuencias típicas de un casamiento forzado por la obligación de ser padre.

         Me enteré de que mi padre me amó toda la vida y que esa mujer siempre me dio prioridad más allá de su propia felicidad, también me quería porque era parte de él, aunque no hubiese salido de su vientre. Mi madre nunca pudo competir con ese amor tan franco, tan generoso, a pesar de lograr robar un esposo por medio de un embarazo.

          Con la historia en mi mente, volví a la tumba de mi padre y vi junto a ella a esa mujer. Lloraba en silencio, con ese llanto sereno y lleno de dolor. Me acerqué pero, cuando se dio cuenta de mi presencia, quiso huir. Le tomé la mano y le dije: "Gracias" en un susurro. Nos abrazamos y lloramos juntas.


El presente cuento pertenece al libro "Cuentos del desván", su autora Gladys Haydée Delgado tuvo la deferencia de regalármelo, a mí y a mi marido, al comienzo del año 2014, hermosa manera de empezar el nuevo año.

 Creativo lo  que esta alma inquieta y sensible es capaz de transmitir , en medio de su lucha diaria con los números y elementos nada poéticos, transcribo a continuación las palabras con las cuales nos presenta su libro:

"Siento cosas, pero no lo puedo
transcribir a papel. Es como que la profundidad se diluye en la palabra muerta y queda un secreto silencioso"

Gracias Gladys por tu hermoso regalo... 






lunes, 6 de enero de 2014

Cemento caliente.

Buenos Aires, verano en enero...

Con temperaturas que superan los 30 º C, los que no han podido huir de la ciudad buscan distintas maneras de paliar el calor...

Buenos Aires caminado por turistas y por los que estamos compartiendo con el calor, que cae sobre nosotros como una marea densa, pegajosa y ¡bueno!!!, esto es verano en Buenos Aires, a continuación las imágenes que ofrece la ciudad...














Astor Piazzola nos transmite, a través de su música, el verano porteño...