sábado, 28 de junio de 2014

El paraíso de los lectores: La librería de Avila.

En la Manzana de las Luces, lugar histórico y muy visitado por el turismo, en la esquina formada por las  calles Adolfo Alsina y Bolívar,  se encuentra la Librería de Avila, no es esta una librería más, está llena de historia y de hermosos rincones para caminar y disfrutar pausadamente.

En esta esquina,  ubicada frente a la Iglesia de San Ignacio, próxima al actual Colegio Nacional de Buenos Aires (ex Real Colegio de San Carlos), funcionaba en 1785 un establecimiento llamado La Botica, donde se vendían comestibles, licores, ropas y libros, convirtiéndose de este modo en la librería más antigua de la ciudad.

En 1830 ya existe la Librería del Colegio, visitada por personajes como: José Hernández, Rafael Obligado, Sarmiento, Alberdi, Groussac, Marcos Sastre, Bartolomé Mitre, Santiago de Estrada, Aristóbulo del Valle, Manuel Argerich, Martín Coronado, Avellaneda, el Perito Moreno.



En 1926 se construye el edificio actual, con estilo Art Deco, en dos plantas, sobre la puerta que asoma a la ochava,  se coloca realizado  con azulejos el nombre de Librería del Colegio.


Con los años van produciéndose distintos cambios en el manejo de la librería, la cual es cerrada en 1989, por problemas financieros, como suele suceder.

En 1993 es comprada por Miguel Angel Avila, quien tras ponerla nuevamente en condiciones,  la inaugura en 1994 con el nombre de La Librería de Avila.

En el año 2000 es declarada de interés cultural y patrimonio histórico de la ciudad por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

En la actualidad es un lugar muy agradable donde uno se encuentra rodeado de libros, buena música y donde se llevan a cabo diversos eventos culturales como disertaciones, presentaciones de libros, encuentros musicales, actividades teatrales, cursos, exposiciones y, por supuesto, se puede acceder a libros antiguos y agotados sobre variados temas, al igual que los libros modernos y de actualidad.

Demos ahora un paseo por estos lugares donde susurra la historia y nuestros amigos los libros nos dan la bienvenida.





En las siguientes fotos se aprecian sectores del piso superior.








A través de un entrepiso se puede visualizar la planta baja y llegar al corazón de este edificio, el sueño de todo amante de los libros y de la lectura.







En sus paredes nos encontramos con sorpresas...


Recuerdos de personajes famosos que visitaron la librería.


Fotos que nos recuerdan como se construyo el Obelisco.


Al igual que un dibujo que nos recuerda la Sagrada Familia de Barcelona. 

Todo tiene lugar en esta librería,  que junto con la de Shakespeare & Co. de París y la City Lights de San Francisco esta considerada como de visita obligada por lo imperdible que guardan sus paredes.



Como despedida, una de las vidrieras,  donde como no podía ser de otra manera,  encontramos a Cortazar con su Rayuela, a Borges y hasta a el inolvidable Clemente.

Una esquina de Buenos Aires llena de historia, de vida y de ¡libros!!!...


  


martes, 17 de junio de 2014

Los cielos...

Los cielos me acompañan, comienzan conmigo la mañana y retornan conmigo por la noche.

A veces son cielos alegres, brillantes y ligeros,
a veces son grises, turbulentos,  llenos de temores 
sombras y silencios.

Los cielos me acompañan, los veo a través de mi ventana,
los veo con el pensamiento,  cuando el encierro me atrapa.



Los cielos son la poesía, la música, la pintura y el ballet
de la naturaleza.
Giran, mutan, cambian y arman su propia obra de arte.

Los cielos marcan sus propios rumbos y
me estremezco tratando de seguir sus caminos.

Están los cielos de la infancia,
los cielos del amor,
los que presencian todos nuestras nuevos hallazgos,
los buenos y los malos.

Los cielos me acompañan,
recorriendo mi camino,
estuvieron siempre y fueron lluvia y estrellas,
estuvieron siempre y fueron sol y cálido abrazo.




Los cielos me acompañan,
todos han sido un descubrimiento bello, 
aunque a veces,  de tanto mirar al cielo,  tenga algún
tropiezo con la tierra que caminan mis pasos.



Los cielos me acompañan,
los más hermosos son aquellos que me hablan y,
en su susurro me dicen: "ya estás llegando a casa"...

jueves, 12 de junio de 2014

Hoy en un día lluvioso y frío la calidez de Alfonsina.




Alfonsina Storni


Paz




Vamos hacia los árboles... el sueño 
Se hará en nosotros por virtud celeste. 
Vamos hacia los árboles; la noche 
Nos será blanda, la tristeza leve. 

Vamos hacia los árboles, el alma 
Adormecida de perfume agreste. 
Pero calla, no hables, sé piadoso; 
No despiertes los pájaros que duermen.



lunes, 2 de junio de 2014

Un final, un comienzo, ¿quién conocerá la verdad?


Un hoja muerta se balancea con el viento del otoño, apenas se sostiene débilmente del árbol que la trajo a esta vida.

Vivió los tiempos, fue un retoño acariciado por el sol de la primavera, tomó fuerza y se convirtió en hoja verde y altanera, mostró su cara fresca después de que la lluvia la regó con sus maravillosas gotas que se secaron con el viento y con un nuevo sol que resalto su verde belleza. 

Se sintió eterna, las aves la visitaban, al igual que los insectos y hasta algún humano se refugio bajo su sombra para resguardarse de los rigores del verano.

Su vida no tuvo altibajos, entendió su destino, ¡si es qué alguien puede entender el destino!. Nacer, crecer, moverse con la brisa, mostrarse para ser vista, para ser elogiada, para ser la única...la única entre tantas como ella. Permitió ser polenizada, a veces ignorada, otras admirada. Su tiempo era eterno, su belleza jamás seria avasallada...Un día empezó a soplar un viento más frío, más cruel, más destructivo. Su color, ¡su color fue cambiando!, primero lo vio en aquellas que la rodeaban, pero después pudo ver, con horror, que ella también estaba cambiando, de verde a amarillo, de amarillo a ¿qué?, no obtenía respuestas a sus preguntas, con firmeza trato de aferrarse a la rama conocida, pero también la rama estaba distinta, más débil, más fina, menos compasiva.

Comprendió entonces la verdad, miró más allá y, entre otras ramas secas, pudo divisar los brotes que mostraban un futuro que ella no vería...


Esos brotes, que aún en pleno otoño, anunciaban que un nuevo ciclo se iniciaría. Entonces comprendió que solo había sido un breve momento de diversión de la naturaleza, su tiempo concluía, pero otras seguirían la eterna sin razón de ser: la vida.